jueves, 19 de febrero de 2015

Reseña cinematográfica de "El hobbit, la batalla de los cinco ejércitos"


El Hobbit: La batalla de los cinco ejércitos Título original  The Hobbit: The Battle of the Five Armies 
Año 2014
Duración: 144 min.
País:  Estados Unidos y Nueva Zelanda.
Guión: Philippa Boyens, Peter Jackson, Fran Walsh, Guillermo del Toro (Novela: J.R.R. Tolkien)
Música: Howard Shore.
Reparto: Ian Mckellen, Martin Freeman, Ritchard Armitage, Evangeline Lilly, Orlando Bloom, Christopher Lee, Sylvester McCoy, Manu Bennet, Hugo Weaving, Cate Blanchet.
Valoración: 7/10

La película podría analizarse desde dos puntos de vista, el de quienes han leído el libro y el de quienes no lo han leído, esto es, la calidad como adaptación y la calidad como película, ambos relevantes y por lo tanto ambos valoraré.
Nada más apagarse las luces en la sala, nos ilumina el fuego de las fauces de Smaug, el dragón enemigo, con el que inunda la pantalla y la ciudad de Esgaroth, comenzando así la constante acción que marcará el final de la trilogía. Ya en este punto se pueden apreciar diferencias significativas con el libro, ya que la escena inicial de la película solamente es mencionada en la novela, que al añadirse a la adaptación aumenta considerablemente la tensión de la historia, y con ello la atención que personalmente me provocó esta secuencia. La película prosigue en una sucesión de secuencias con base en el libro, ampliadas por el director respecto al texto original, que en esta entrega, no resultan chocantes ni cambian la historia original, hasta la intervención de los elfos Tauriel y Legolas (Evangelinne Lilly y Orlando Bloom respectivamente) cuya presencia, desde la segunda parte de la trilogía, es inexistente en la novela y produce cambios injustificados en la historia, y más aun en el carácter de la misma, llevando parte de la acción de a lugares ni minimamente mencionados en la historia original. Se podría decir que son el mayor punto débil de la potencialmente fuerte trama, incluyendo en la misma un triangulo amoroso, influyente en el desarrollo de los acontecimientos respecto al desarrollo original, totalmente impropio del mundo en que se ambienta El hobbit. Quizá una maniobra del director para acceder a un mayor público, provocando con ello la decepción del público que originalmente habría tenido.
Por otra parte el hecho de incluir en la trama principal, una subtrama basada en otro de los relatos del Profesor Tolkien, a la par que arriesgada, parece no sentar demasiado mal a la película, puesto que originalmente era una simple mención que justificaba la desaparición de un personaje, pasando a ser en la adaptación una explicación de lo sucedido en esos momentos, algo que quizá se puede hasta agradecer. En cuanto a la batalla final, se puede decir que es muy potente, no te hace perder la atención a pesar de que ocupe más de una hora de película. Los efectos son imponentes, muy logrados para haber sido grabada por ordenador, aunque personalmente encuentro demasiada edición digital, comparada con El señor de los anillos, en la que la edición digital era muy escasa y el realismo era mucho mayor, tenía mucho más encanto. La acción es continua a pesar de ese efecto de película de animación que aporta el exceso de ordenador, los cambios de escenario son pocos y los acontecimientos no dan lugar a que el espectador se pierda, pero de nuevo nos encontramos con que a pesar de que los cambios realizados con respecto al libro en esta película son pocos y gran parte necesarios, las diferencias en la batalla pueden dar lugar a la controversia en cierto sentido, puesto que de nuevo se ve afectada por la aparición de Tauriel y Legolas. En una especie de continua demostración de habilidades de lucha que atentan contra las leyes físicas, más que en una batalla, pueden sacar de situación al espectador con pensamientos del tipo (Remitiéndome a lo que he escuchado comentar en el cine) "Vaya fantasmada", "Venga ya, Legolas", "¿Donde vas colgándote boca abajo de un murcielago mientras disparas con una precisión asombrosa desde el aire?", y que al mismo tiempo proporcionan esa impropia dosis de amor tan innecesario, interviniendo en las luchas de los personajes protagonistas y cambiando como llegan sus destinos. Pero a fin de cuentas, son solo pequeños detalles que no quitan en absoluto grandeza a una película que en cuestiones de adaptación, exceptuando a Tauriel y Legolas, así como sus influencias, supera con creces la segunda parte de la trilogía, La desolación de Smaug, (la mayor masacre de adapación de la saga) y que mantiene una constante tensión y atención hacia la pantalla, así como cierta dosis de epicidad necesaria en una obra de Tolkien. Sobresaliente en acción y desarrollo, notable en adaptación, sin ser la mejor ni mucho menos, queda por debajo de la primera parte, la cual es casi perfecta como película y como adaptación, siendo así pues La batalla de los cinco ejercitos la parte de calidad intermedia de la saga en todos los aspectos, siendo de todos modos, muy recomendable y entretenida.

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